martes, 11 de mayo de 2010

Descripción de una mañana de Reyes (Microrrelato)

Tic, tac, tic, tac, tic...

- ¡Mamá, papá! ¡han venido los Reyes!

Nos levantamos perezosamente de la cama, tan sólo eran las seis de la mañana y Erick, nuestro hijo, ya se había levantado. La mañana de Reyes siempre se levantaba temprano alborozado por la emoción y los nervios. Nos lo encontramos sentado en el suelo de la cocina, abriendo cuidadosamente el primero de los diez paquetes que allí había. Siempre le había gustado abrir despacio los regalos, como saboreando el momento. Terminó de abrir el paquete y de él surgió una caja de colores vivos, era un muñeco muy popular de unos dibujos animados que veía siempre después del colegio. Lo dejó a un lado. Comenzó con el siguiente, al que le siguieron seis más. Hasta que por fin, solo quedaba un pequeño paquete cuadrado encima de la mesa. Estábamos ansiosos por ver su cara; al observar que no había prestado demasiada atención a los otros regalos, sabíamos con seguridad que éste sería el que más ilusión le iba a hacer.

Lo abrió como él acostumbraba y... era un libro.

- ¡Vaya! - corrió a abrazarnos con sus ojos llenos de infinita emoción - ¡es el mejor de todos! ¡el mejor! ¡gracias papá y mamá! - nos dijo con lágrimas en los ojos, incapaz de contener su asombro y su alegría.

- Hijo, cada día te entiendo menos - le dijo su padre con cariño - yo cuando tenía tu edad prefería un muñeco mucho más que un libro, eran como mis pequeños tesoros.

- Bueno, cada uno tenemos nuestros propios tesoros ¿verdad papi?, para mí un libro es el mayor de todos los tesoros del mundo.

2 comentarios:

  1. Un texto precioso y una historia genial, ojalá hubiera más niños como él jajaja.

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  2. Muchas gracias ^o^
    Espero que sigas pasándote! :)
    Saludos!

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