martes, 25 de mayo de 2010

Relato de un accidente (RC)

Relato de un accidente desde el punto de vista del testigo

Estoy en el coche, voy conduciendo tranquilamente, entretanto escucho una canción que ponían en ese momento en la radio. Me detengo en un dispensador de gasolina a repostar.

De repente, oigo un ruido ensordecedor, venía del cielo. Miro hacia arriba y veo un avión. Volaba muy cerca del suelo, parecía que iba a aterrizar. Tras unos minutos observándolo...

- ¡SE VA A ESTRELLAR! - grito desesperada, pero no había nadie que pudiera oírme.

De repente a lo lejos veo un coche acercarse, le hago señas con ambos brazos para pararle.

En él iba un matrimonio, que dirigió la mirada hacia el lugar del accidente, del que brotaba un gran manto de humo denso que se extendía hacia el cielo en todas direcciones.

Se bajaron del coche, era incapaz de articular ninguna palabra.

- ¡Un accidente! - consigo decir- ¡un accidente aéreo!

El hombre saca su móvil del bolsillo izquierdo de su camisa y llama por teléfono a emergencias.

Tras varios minutos llegan ambulancias y varios camiones de bomberos.

Nos acercamos con precaución al lugar donde yacía el aparato accidentado. El humo impedía ver con claridad. Me acerqué un poco más hasta quedarme junto a una ambulancia.

Era aterrador, un montón de cadáveres desperdigados en torno a lo que quedaba del avión, que no era mucho. Personas carbonizadas... era horrible. Me eché a llorar, no pude evitarlo.

Cuando se me pasó un poco, observé a mi alrededor y creí ver algo que se movía en el suelo...

¡era una mujer! ¡estaba viva!. Me acerqué corriendo a ella y vi cómo su pierna estaba atrapada entre unos amasijos de hierros procedentes del avión. La herida que tenía sangraba bastante, así que avisé rápidamente a un hombre de los que habían salido de la ambulancia.

Llegó con su maletín y observó a la superviviente, que hablaba en otro idioma, pero no hacía falta hablar en su misma lengua para saber que estaba muy asustada.

El hombre le practicó los primeros auxilios, avisó a otros compañeros, y entre todos la montaron en una camilla de la unidad. Cerraron las puertas y se la llevaron rumbo al hospital.

viernes, 14 de mayo de 2010

Salió del agua, sonriendo (Poesía)

Soplaba la brisa en el ancho mar,

las gaviotas poblaban el cielo,

cuando vi a aquella princesa,

de rojos largos cabellos.

¿Dónde vas bella dama?

¿Tu capitán te ha abandonado?

una mujer de tal belleza,

¿qué hace viajando a nado?

La doncella me miraba,

con sus poderosos ojos de hielo,

una mirada bastó,

para enamorarme de tal sueño.

Se sumergió en el gran azul,

y una cola de sirena me pareció ver,

no sé si estoy loco,

me hizo enloquecer.

Se volvió a sumergir,

un vuelco al corazón me dio,

¿por qué la vida es tan corta?

¿por qué tan intenso el amor?

Salió del agua, sonriendo,

subió por la escalerilla, decidida,

de amor estoy muriendo,

por tu amor daría mi vida.

martes, 11 de mayo de 2010

Descripción de una mañana de Reyes (Microrrelato)

Tic, tac, tic, tac, tic...

- ¡Mamá, papá! ¡han venido los Reyes!

Nos levantamos perezosamente de la cama, tan sólo eran las seis de la mañana y Erick, nuestro hijo, ya se había levantado. La mañana de Reyes siempre se levantaba temprano alborozado por la emoción y los nervios. Nos lo encontramos sentado en el suelo de la cocina, abriendo cuidadosamente el primero de los diez paquetes que allí había. Siempre le había gustado abrir despacio los regalos, como saboreando el momento. Terminó de abrir el paquete y de él surgió una caja de colores vivos, era un muñeco muy popular de unos dibujos animados que veía siempre después del colegio. Lo dejó a un lado. Comenzó con el siguiente, al que le siguieron seis más. Hasta que por fin, solo quedaba un pequeño paquete cuadrado encima de la mesa. Estábamos ansiosos por ver su cara; al observar que no había prestado demasiada atención a los otros regalos, sabíamos con seguridad que éste sería el que más ilusión le iba a hacer.

Lo abrió como él acostumbraba y... era un libro.

- ¡Vaya! - corrió a abrazarnos con sus ojos llenos de infinita emoción - ¡es el mejor de todos! ¡el mejor! ¡gracias papá y mamá! - nos dijo con lágrimas en los ojos, incapaz de contener su asombro y su alegría.

- Hijo, cada día te entiendo menos - le dijo su padre con cariño - yo cuando tenía tu edad prefería un muñeco mucho más que un libro, eran como mis pequeños tesoros.

- Bueno, cada uno tenemos nuestros propios tesoros ¿verdad papi?, para mí un libro es el mayor de todos los tesoros del mundo.

lunes, 10 de mayo de 2010

Amaina (Microrrelato)

Hace años me di cuenta de que una enfermedad podía cambiar tu vida drásticamente, la tuya y la de tu familia.

A veces él era feliz, un instante más tarde, el mundo se le caía encima.

Nunca pregunté qué ocurría, pero algo me imaginaba.

Después de muchas cavilaciones, solo me salieron tres palabras que para mí fueron muy importantes:

- Te quiero papá - le dije.

Él sonrió, y deseé que esa tierna sonrisa no volviera a apagarse nunca.

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